Qué coche me compro, en enero, el Gobierno de España suprimió la bonificación que recibía este combustible frente a la gasolina, lo que se ha traducido en una subida de precio por litro para los particulares. Un alza que se suma a la que ya aprobó el Ejecutivo de Rajoy y que también ha entrado en vigor en enero. Estas subidas suponen, de media, un coste extra de 8 euros para llenar el depósito.Con ellas, el Gobierno pretende que el diésel financie la transición ecológica: el 30% de los 670 millones que espera recaudar con la subida del gasóleo irá a la financiación de un plan de movilidad sostenible en 2020.

Antes, durante este año, espera poner en marcha el Plan VEA (Vehículos de Energías Alternativas), después de que no llegara a ejecutarse el año pasado. La iniciativa, dotada con 66 millones de euros, prevé 50 para la compra de vehículos y 16 para infraestructuras.A pesar de los esfuerzos de reconversión hacia un parque ecológico, la realidad es que, a día de hoy, los inconvenientes para decantarse por un eléctrico son varios. En primer lugar, la tecnología aún debe avanzar en lo que a autonomía se refiere. Asimismo, España carece de infraestructuras para dar soporte. Y el coste de estos coches es aún sensiblemente superior a los convencionales (sólo la batería ronda los 10.000 euros). De esta forma, el diésel continúa siendo una opción conveniente, sobre todo para aquellos que deben realizar desplazamientos largos. Algo que se nota en el bolsillo: un coche de gasóleo consume alrededor de un litro de combustible menos cada 100 km frente a un gasolina, llegando a casi dos en ciudad. Además, estos propulsores gozan de una mayor durabilidad.El mayor inconveniente para el diésel llega desde los boletines oficiales. Y aquí, Madrid es el ejemplo paradigmático.

La salud pública es el argumento esgrimido por las autoridades para defender su postura. Así, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, más de 400.000 muertes se deben a la contaminación, 25.000 de ellas en España. Y el 47% de la contaminación por óxidos de nitrógeno viene provocada por el tráfico rodado, según datos del Ayuntamiento de Madrid. Éstas y otras cifras ha puesto al diésel en la diana. La subida al precio de este combustible, así como las restricciones al tráfico en ciudades como Madrid, han sido los primeros pasos en esta cruzada contra el gasóleo hasta su total erradicación.

Algunas regiones, como Baleares, han ido más allá y pretenden adelantar al Estado por la derecha anticipando el veto a 2025. La aceleración forzosa al impasse entre el concepto de movilidad actual y el horizonte verde ha sembrado la duda entre fabricantes y compradores, lo que ha tenido un efecto en el mercado. Los planes contra el diésel, unidos a la entrada en vigor en septiembre del nuevo ciclo de emisiones (WLTP), hicieron que los últimos cuatro meses de 2018 sufrieran caídas en las ventas. Pese a ello, la industria mantuvo el tipo y cerró el curso en positivo: las matriculaciones de turismos crecieron un 7% (hasta 1,32 millones de unidades) y los vehículos comerciales ligeros lo hicieron un 7,7% (214.207). Mientras, los industriales sí retrocedieron (un 2,2%, hasta 27.851).TendenciaLos consumidores o han decidido posponer sus compras o empiezan a apostar por motorizaciones alternativas. 2018 fue el primer año de las últimas dos décadas en que se comercializaron más vehículos de gasolina (57,5% del total) que diésel (35,8%). Algo que, paradójicamente, provocó que subiera la media de emisiones CO2 de los turismos nuevos (un 1,82%, hasta 116,75 g/km, según la consultora MSI).Además de en emisiones, la batalla contra el diésel tiene un coste económico para los usuarios.

La Unión Europea se ha marcado como hoja de ruta prohibir la venta de coches de combustión en 2040 y su circulación en 2050. El Gobierno español, con Teresa Ribera (titular de Transición Ecológica) a la cabeza, comulga con dicha idea y ha presentado un borrador de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que trata de descarbonizar la economía.

La puesta en marcha de Madrid Central (zona restringida al tráfico), veta la entrada a todo tipo de coches que no tengan las etiquetas de la DGT calificadas como ECO (modelos híbridos de gasolina, GLP y GNC) o Cero Emisiones (eléctricos puros e híbridos enchufables). Incluso los nuevos modelos diésel, que cumplen con el actual protocolo de emisiones, tienen restringido su acceso, so pena de multa de 90 euros.Leyes restrictivasHace un año, el consistorio de Manuela Carmena puso en marcha otra ley en la misma línea, prohibiendo las emisiones a los nuevos taxis. Estas normas han disparado la matriculación de ecológicos en la capital: por ejemplo, las ventas de coches de autogás (GLP) subieron un 368,93% en 2018, hasta las 25.780 unidades, cifra que supone el 34,4% de las de todo el país.

Pese a estas leyes, la prohibición del diésel no se atisba, en el escenario más pesimista, hasta dentro de 11 años. Tiempo más que suficiente para que quienes se decanten por su compra amorticen la inversión. Esto se aprecia en la apuesta por el gasóleo en el sector del renting: el 64,3% de los coches vendidos por este canal en 2018 usa este carburante, por un 28,2% de gasolina, según la Asociación Española de Renting. Y cuando esta estrategia es seguida por sociedades que deben cuadrar un balance, no debería ser desdeñada por el particular…

Que coche me compro: Eléctricos – Los elegidos para limpiar el aire todavía son caros

Hoy por hoy, son los únicos vehículos que no emiten partículas contaminantes a la atmósfera, dado que el año pasado en España sólo se matriculó un vehículo impulsado por hidrógeno. Para tener un eléctrico es necesario primero tener plaza de garaje e instalar un enchufe cuya instalación cuesta entre 700 y 1.200 euros. La Comunidad de Propietarios está obligada a dejar su instalación. Endesa o Iberdrola ofrecen planes para el hogar que incluyen la recarga del coche eléctrico. Su coste sería 0,5 euros para llenar 100 kilómetros. En el caso del Renault Zoe en 10 horas por la noche podemos contar con 200 km. con un coste de 1 euro. Recorrer esa distancia con un coche diésel que consuma 4,5 litros, cuesta 11 euros a 1,19 euros el litro. Si se usa por ciudad y en tramos interurbanos es el vehículo ideal. Es necesario echar números. Porque el Renault Zoe (los eléctricos en general) es muy caro. Cuesta 29.000 euros; más del doble de lo que costaría un Renault Clio, su equivalente en combustión. Por otro lado, para 2020 habrá puntos de recarga rápida cada 100 kilómetros de autovía o de carretera principal. Hoy, se debe planificar la ruta y ver en qué hotel, restaurante debemos parar a cargar. Teniendo en cuenta que en una carga rápida necesitamos media hora para llenar el 80%. Nosotros hicimos con un Renault Zoe 245 km reales con una carga.

Que coche me compro: Híbrido enchufable – El paso intermedio

Un modelo con motor de gasolina y un motor eléctrico que le permite circular sin emisiones. Si lo hace más de 40 kilómetros tiene la etiqueta Cero Emisiones de la DGT. En Madrid le permite aparcar gratis, acceder a Madrid Central y en los diferentes escenarios del protocolo de contaminación sin restricciones, El Mitsubishi Outlander PHEV, Mini Countryman PHEV, Porsche Cayenne PHEV, Range Rover Sport PHEV son los últimos que hemos probado de este tipo. Son los más versátiles. Pueden circular durante la semana sin emisiones y a coste mínimo si se carga en casa. Pero en trayectos largos, donde prima el motor de combustión el consumo medio se va por encima de los 9 litros. Para el cliente ‘premium’ (40.000 euros en adelante, es una opción a tener en cuenta).

Que coche me compro: Híbrido convencional – Etiqueta ECO

El híbrido lleva un motor de gasolina y uno más pequeño eléctrico que ayuda al primero a consumir menos carburante. Su batería no se recarga a través de enchufe. Existen marcas que consideran híbridos a los movidos por gas licuado de petróleo (GLP) o gas natural comprimido (GNC). Los primeros pueden circular en períodos cortos sin emisiones; los segundos, no. Tanto si consumen gas como gasolina emiten. Sin embargo, estos dos tipos de híbridos tienen la etiqueta ECO, que les elimina restricciones en los protocolos de polución. Pagan la mitad de la zona de la hora. Su precio se equipara a las versiones de combustión. En trayectos largos prima el motor de combustión, que eleva el gasto. La cobertura territorial de GLP es alta, mientras que la de GNC es escasa. Desde plan de gestion renting de coches contamos con diferentes modelos.

Que coche me compro: Gasolina – Menos nocivo; más caro que el diésel

El coche de gasolina es el gran beneficiado de la caída del diésel (ver gráfico adjunto). Cualquier coche de este tipo nuevo, sea un Ferrari o un Fiat Panda, tiene etiqueta C de la DGT. Un coche de gasolina consume de media entre 1,5 y 2 litros más que uno diésel. Un gasolina emite gases desde que se arranca. A más consumo, más partículas. Si bien, los automóviles diésel emiten más cantidad de NOx o partículas que son nocivas para la salud; el aumento de los coches nuevos de gasolina ha hecho que las emisiones medias de CO2 de los turismos nuevos hayan subido un 1,82%, hasta 116,75 g/km en 2018. A favor tienen su precio competitivo. Pero si se hacen viajes largos, el precio del litro de gasolina está un mínimo de 5 céntimos más caro que el diésel. En ciudad, el consumo se dispara.

Que coche me compro: Diésel – La urea para eliminar el NOx

El diésel parece estar sentenciado desde el ‘dieselgate’. Un diésel nuevo es etiqueta C de la DGT y emite 90% menos partículas y NOx -nocivos para la salud- que uno de hace 10 años. Las empresas compraron el año pasado un 64,3% de vehículos diésel, según la Asociación Española del Rénting. ¿Por qué? Porque si usted sube y baja de Madrid a Bilbao varias veces por semana, hoy por hoy, un vehículo diésel, es rentable. Hemos hecho con el Nissan Qashqai el viaje mencionado. Con la versión diésel promediamos 6,2 litros; con la de gasolina 8,6 litros. El diésel cuesta 1,19 euros, la gasolina 1,24 euros. El ahorro es evidente. Sólo haría sombra al diésel el GLP, cuyo coste es de 0,67 céntimos el litro, aunque un vehículo a gas licuado consume dos litros más que el diésel.